Preguntas efectivas
Las preguntas que nos hacemos dictan nuestra calidad de vida. Nuestro cerebro busca continuamente contestar las preguntas que formulamos. Muchas veces sin darnos cuenta estamos formulando preguntas. Cuando nos hacemos estas preguntas nuestro cerebro va a contestarlas, se trate de preguntas efectivas o no.
Por ejemplo, supongamos que estamos frente a un desafío en nuestra vida. Dado este desafío podemos hacernos diferentes preguntas. Un ejemplo de pregunta podría ser: ¿por qué me ocurre esto siempre a mi? Esta no es una pregunta efectiva y si formulamos esta pregunta nuestro cerebro va a contestarla con una respuesta que probablemente no nos favorezca ni nos ayude a resolver el problema.
Sin embargo, si cambiamos la pregunta cambiaremos también la respuesta. Preguntas más constructivas podrían ser: ¿cómo puedo superar este desafío? ¿qué es lo que debo aprender de esta situación para salir adelante? ¿qué tiene de beneficioso esta situación? Estas preguntas llevan a respuestas que nos van a dar recursos para enfrentar el desafío y mientras tanto verlo como una oportunidad de crecimiento y aprendizaje.
Al formular una pregunta efectiva estás poniendo a trabajar a tu cerebro en la solución. La misma podrá no manifestarse inmediatamente pero podés confiar en tu cerebro que en algún momento va a tener una respuesta. El cerebro trabaja las 24 horas del día. Tarde o temprano va a responder la pregunta. ¿Te pasó alguna vez que se te ocurrió una idea en la ducha o al despertarte? Esa idea probablemente era la respuesta a una pregunta que formulaste anteriormente y en la cual tu cerebro se mantuvo trabajando.
Pregunta principal
Según Anthony Robbins, existe una pregunta principal que nos formulamos de manera continua. Se trata de una pregunta que nos hacemos todos los días y dicha pregunta determina el foco y la dirección que le damos a nuestra vida. Probablemente nos hayamos formulado esta pregunta durante muchos años sin siquiera saberlo. Muchas veces esto puede significar que nuestra vida se encuentra en piloto automático.
Por eso resulta muy interesante evaluar nuestra pregunta y conocer si dicha pregunta está alineada con lo que realmente queremos. Si no lo está probablemente nos estemos sin saberlo moviendo en una dirección distinta a la que verdaderamente queremos.
La pregunta principal de muchas personas es una pregunta destructiva que los lleva a sabotearse y a resultados negativos. En otros casos la pregunta principal puede no ser negativa en sí misma pero puede no ser la mejor pregunta para lo que esa persona está buscando lograr en su vida. Veamos ejemplos de ambos casos:
Algunos ejemplos negativos de pregunta principal podrían ser las siguientes: ¿soy suficiente? ¿por qué no soy suficiente? ¿cuanto tiempo va a ocurrir antes de que me ocurra algo negativo? ¿por qué no merezco algo mejor que esto? ¿cuando voy a fracasar de nuevo? ¿por qué las cosas son tan difíciles? ¿y qué pasa si no funciona? ¿qué hago si algo sale mal?
Ejemplos de preguntas positivas podrían ser las siguientes: ¿cómo puedo ser mejor cada día? ¿como puedo explotar mis talentos al máximo para contribuir con otros? ¿cómo puedo apreciar cada día más quién soy y ayudar a otros a lograr lo mismo? ¿cómo puedo ser feliz hoy? ¿qué puedo hacer hoy por mí y por los demás para que este sea un día maravilloso? ¿qué actitud necesito para superar cualquier desafío y disfrutar del proceso?
Te invito a que uses esta información para identificar tu pregunta principal. Una vez que la identifiques te propongo que evalúes si dicha pregunta está alineada con lo que buscás para tu vida. Si no es así es hora de cambiarla. Este simple ejercicio puede tener un efecto extremadamente positivo en la calidad de tu vida.
Saludos
Martín
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